HUMANAMENTE HECHOS DE CORAZÓN
Por primera vez, sí, por primera vez, estoy comenzando a escribir sin un propósito alguno, espero que quien lo lea, al final pueda encontrar uno. Hace cuatro años murió Diógenes Galván Hernández, mi abuelo paterno, y desde entonces cambié en muchas cosas las forma como las veía y no precisamente por la muerte de mi abuelo -a quien sin duda quise mucho y llevo plenamente en mi corazón- sino por mi hermano. Mi hermanito, el nene de la casa, el consentido (el único niño de 4 hermanos, el mayor) para mí siempre fue un punto de fuerza, rara la vez lo veía mal en cualquier sentido, en una sola ocasión lo vi con sus ojos aguados y fue por la muerte de mi abuelo materno. Con sus ojos aguados seguía mostrando mucha fortaleza; cuando esta enfermo no toma medicinas y rara la vez se enferma; para mis ojos, siempre ha sido el significado de ímpetu, de garra, de intrepidez y firmeza. En aquel mes de julio, nos encontrábamos a punto de celebrar uno de los mejores momentos de nuestro núcleo ...